Que el vino sabe mejor si lo servimos a la temperatura idónea es una certeza, la temperatura adecuada es clave. De hecho, es uno de los factores más importantes para poder disfrutar al máximo de todas las propiedades y características del vino.
El frío y el calor, por exceso o por defecto, pueden alterar las propiedades organolépticas del vino que escogimos con todo el cariño.
La temperatura óptima de consumo de cada vino depende de la tipología de vino que vayamos a consumir. Ya que varía mucho si hemos escogido un espumoso, un vino blanco sin crianza, un tinto joven o un tinto gran reserva … También debemos de tener en cuenta la época del año o el lugar donde se vaya a consumir.
Dichos como “el vino tinto hay que tomarlo a temperatura ambiente” no siempre son acertados. Solo hay que imaginarse en una terraza en la playa en pleno mes de agosto, con una temperatura ambiente, en el mejor de los casos de 30ºC, el vino nos parecerá de todo menos placentero.
Esta antigua expresión se refería a cuando los vinos se conservaban en bodegas subterráneas, donde la temperatura es más constante a lo largo de todo el año, sin grandes oscilaciones.
¿A qué temperatura hay que servir cada vino?
Vinos Blancos
Los vinos blancos secos, por encima de 10 °C (temperatura muy elevada) resaltarían sus aromas secundarios y su alcohol, así como la acidez en boca, factores que no son interesantes en este tipo de vinos.
Mientras que por debajo de 8 °C sus sutiles aromas se verían muy reducidos, ocultándolos dando como resultado un vino insípido sin percepción de sus aromas ni sabores.
Vinos Tintos Jóvenes
Un vino tinto joven se servirá fresco para evitar sensaciones alcohólicas. Los tintos con cuerpo, por debajo de 12 °C tenderían a una frescura y ligereza que no se suele desear. Y por encima de 15 °C resaltarían demasiado su cuerpo y tanino, enmascarando sus otras virtudes más sutiles que sin duda posee.
Vinos Tintos Crianza
Los tintos añejos, por debajo de 16°C tienen muchas posibilidades de no mostrar sus aromas terciarios y mostrarse muy duro en boca potenciando la percepción tánica, la sensación rugosa y secante.
Mientras que, si se sirven por encima de 18° C nos agrediría tanto su alto nivel de alcohol que no notaríamos sus complejos matices, sabores y aromas.
VINOS VARIOS
Los vinos con poca carga aromática le van bien las temperaturas de servicio un poco más altas, mientras que a los que tienen mucho alcohol le favorecen servirlos más frescos. Los vinos de alta acidez mejoran al servirlos más frescos. Los vinos dulces deben servirse más fríos cuanto más azúcar tengan.
aquí unos pequeños tips
- Sírvelo a su temperatura correcta. Para ello, debemos de prever el tiempo necesario para que se enfríe si está demasiado caliente o se temple si está demasiado frío.
- Evita que se sirva demasiado frío. El vino perderá muchos aromas, ya que los componentes volátiles no se liberan. Solo que hay que enfriarlos ligeramente sin llegar a ocultar sus aromas y sabores frutales.
- Prevé las temperaturas demasiado elevadas. No dudes en enfriarlo unos minutos en una cubitera con hielo y agua. El vino a temperaturas elevadas como hemos explicado puede potenciar la acides y el exceso de alcohol.
Siguiendo estos pequeños consejos solo nos queda disfrutar del vino junto a los nuestros durante estas fechas tan señaladas. ¡Felices Fiestas!